La polución del aire supone un riesgo importante para la salud pública mundial, causando cerca de siete millones de fallecimientos prematuros anualmente. Para enfrentar esta crisis, más de 50 países y urbes han adoptado un acuerdo común: disminuir en un 50% los efectos en la salud de la contaminación del aire para el año 2040. Esta iniciativa está respaldada por 47 millones de profesionales de la salud, grupos y activistas que promueven el tratamiento del aire limpio como una prioridad en salud pública.
Importancia y gravedad de la situación
Contexto y urgencia del problema
Medidas para lograr un aire más puro
Estrategias para un aire más limpio
- Adopción de energías limpias: Apostar por fuentes de energía renovable para disminuir las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles.
- Impulso al transporte sostenible: Fomentar el uso de vehículos eléctricos y sistemas de transporte público efectivos para mitigar la contaminación causada por los automóviles.
- Implementación rigurosa de estándares de calidad del aire: Crear y aplicar regulaciones que limiten las emisiones industriales y mejoren la calidad del aire en áreas urbanas.
También se destacó la importancia de la colaboración entre sectores, incluyendo ministerios de medio ambiente, salud, energía y transporte, así como a las autoridades locales, para llevar a cabo medidas eficaces que disminuyan los efectos de la polución del aire en la salud.
La relación con el cambio climático
Es crucial entender que la polución del aire y el cambio climático están estrechamente vinculados. Las actividades que producen contaminación atmosférica, como la combustión de combustibles fósiles, también impulsan el calentamiento global. Por ende, las soluciones para mejorar la calidad del aire son igualmente estrategias para combatir el cambio climático. La implementación de energías renovables y un diseño urbano sostenible favorecen tanto la salud pública como el medio ambiente.
Compromisos y medidas globales
Compromisos y acciones globales
A nivel global, se han establecido compromisos financieros y políticos para respaldar la transición hacia un aire más limpio. Por ejemplo, el Fondo para un Aire Limpio ha anunciado una inversión adicional de 90 millones de dólares en programas climáticos y sanitarios. Asimismo, se ha reconocido que países como China han demostrado que es posible reducir las emisiones sin comprometer el crecimiento económico, desafiando la noción de que la sostenibilidad y el desarrollo económico son incompatibles.