Un estudio reciente ha revelado una paradoja dentro del Tercer Sector: aunque las mujeres constituyen la mayor parte del personal en las organizaciones no gubernamentales (ONG), su participación en roles de liderazgo continúa siendo considerablemente inferior en comparación con los hombres. Aunque la mayoría del personal en las ONG son mujeres, la proporción de mujeres en presidencias y posiciones directivas sigue siendo dispar, lo que pone de manifiesto la existencia continua de desigualdades de género en el liderazgo.
De acuerdo con un informe anual de la Fundación Lealtad, que analiza la situación de la mujer en el Tercer Sector, el 74% del personal empleado en organizaciones sin fines de lucro está formado por mujeres. Este porcentaje supera significativamente la media nacional de participación femenina en otros sectores, que es del 46,6%. No obstante, a pesar de esta notable presencia de mujeres, la equidad de género en los puestos más altos de toma de decisiones aún no se ha alcanzado.
El informe indica que las organizaciones no gubernamentales lideradas por mujeres administran, en promedio, un 41% menos de presupuesto en comparación con aquellas bajo dirección masculina. Las entidades con mujeres a la cabeza manejan un gasto promedio de 4,3 millones de euros, mientras que las dirigidas por hombres alcanzan los 7,3 millones de euros. Además, las variaciones también son evidentes al comparar los cargos de dirección general: en las ONG encabezadas por mujeres, el presupuesto es un 28% menor que en las dirigidas por hombres. Esta desigualdad genera preguntas sobre las razones por las cuales las mujeres no acceden a recursos mayores y, como consecuencia, a una influencia más significativa dentro de sus organizaciones.
Un aspecto importante es cómo se distribuye el poder en las estructuras gubernamentales de las ONG. A pesar de que las mujeres representan el 49% de los cargos en los órganos de gobierno de las ONG acreditadas, únicamente el 43% de estas entidades cuentan con una mujer presidenta. No obstante, en lo que respecta a la dirección general, el panorama es ligeramente más balanceado, con un 51% de organizaciones bajo la dirección de mujeres, lo cual demuestra un progreso leve en comparación con otros sectores donde la presencia femenina continúa siendo limitada.
Otro dato relevante es la distribución de poder dentro de las estructuras de gobierno de las ONG. Aunque las mujeres ocupan el 49% de los puestos en los órganos de gobierno de las ONG acreditadas, solo el 43% de estas organizaciones tienen una presidenta. En cambio, la dirección general muestra un panorama algo más equilibrado, con un 51% de las organizaciones dirigidas por mujeres, lo que refleja un pequeño avance en comparación con otros sectores donde la representación femenina sigue siendo baja.
El análisis también destaca cómo el liderazgo femenino influye en la composición de los órganos de gobierno. En las organizaciones presididas por mujeres, el 61% de los miembros de la junta directiva son también mujeres, lo que indica que cuando las mujeres llegan a los puestos de liderazgo, se facilita una mayor equidad de género en la toma de decisiones. En contraste, en las organizaciones dirigidas por hombres, solo el 40% de los miembros de la junta directiva son mujeres, lo que refuerza la idea de que el liderazgo de mujeres contribuye a un entorno más inclusivo.
A pesar de los avances registrados, el estudio subraya que el Tercer Sector sigue siendo un ejemplo de disparidad de género cuando se comparan las cifras con otros sectores. En comparación con el mundo empresarial, la Administración Pública o el ámbito académico, el Tercer Sector parece avanzar más en términos de representación femenina, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Las mujeres ocupan el 49% de los puestos en los órganos de gobierno de las ONG, mientras que en el sector empresarial solo representan el 35%, en la Administración General del Estado el 41,6% y en el mundo universitario solo el 26,3% de los catedráticos son mujeres.
Además de su impacto en la igualdad de género, el Tercer Sector tiene una relevancia significativa para la economía y el empleo. Representa el 1,44% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y es responsable de miles de empleos, consolidándose como un motor de oportunidades laborales, especialmente para las mujeres. Las organizaciones no lucrativas, que abarcan áreas como la acción social, la cooperación al desarrollo, la ayuda humanitaria, la investigación en salud y el medio ambiente, gestionan un presupuesto cercano a los 1.700 millones de euros y emplean a aproximadamente 41.000 personas. Estas entidades también cuentan con el apoyo de más de 2,6 millones de socios y 113.000 voluntarios.